El sistema inmunitario surgió durante la evolución para combatir las infecciones causadas por virus, bacterias, protozoos, hongos y helmintos. Está constituido por un conjunto de mecanismos que protege al organismo frente a elementos que suponen una amenaza para su integridad.
Para ello, el sistema inmunitario actúa reconociendo y discriminando lo propio de lo extraño.
¿Cómo distingue el sistema inmunitario lo propio de lo extraño?
El sistema inmunitario es educado en diferentes tejidos para que discriminar entre lo propio y lo extraño. Además, sus células sufren un proceso de selección, de forma que las que son incapaces de diferenciar los elementos propios de los extraños son eliminadas y no se incorporan a la
circulación. Los linfocitos T se educan en el timo y seleccionan en el timo y los ganglios linfáticos, mientras que los linfocitos B se educan y seleccionan en la médula ósea (Figura 1).
¿Qué aprenden los linfocitos en los órganos educadores?
Los linfocitos aprenden qué es lo propio, adquiriendo así la capacidad de discriminar lo extraño. La educación implica también adquisición de memoria inmunitaria. El aprendizaje permite eliminar las células inútiles o potencialmente autodestructivas. Tan sólo un pequeño porcentaje
de los linfocitos son útiles y, por ende, conservados.
La selección de los linfocitos útiles se lleva a cabo en diferentes etapas. La capacidad de un linfocito para unirse a un autoantígeno puede ser fatal y, en este caso, debe ser eliminado (selección negativa). En cambio, cuando la capacidad de un linfocito para unirse a un autoantígeno es necesaria, la célula se perpetúa (selección positiva).

¿Cómo es capaz el sistema inmunitario de reconocer tantos antígenos?
Los linfocitos T y B se organizan en clones. Un clon es un conjunto de células con un receptor de superficie único y específico para un determinado antígeno. Los clones están preformados y se activan únicamente cuando el antígeno capaz de activarlos se pone en contacto con ellos. Se calcula que existen unos 1011 clones de linfocitos T y B, capaces de reconocer un número similar de antígenos. El conjunto de clones de un individuo constituye el repertorio linfocitario.
Solamente los clones capaces de identificar y unir específicamente un antígeno serán activados. Esta es la base de la respuesta inmunitaria específica o adquirida. Cuando se produce una infección, únicamente se movilizan los clones de linfocitos con receptores específicos para los antígenos del patógeno invasor, de forma que la mayoría de los clones preformados jamás serán activados. Esta propiedad del sistema inmunitario se denomina especificidad.
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