La vacunación consiste en la administración de un microorganismo (atenuado, inactivo o muerto), una parte de él (cápsula, lipopolisacárido, proteína, péptido, ADN) o un producto derivado del mismo (toxoide) por vía oral, subcutánea, intramuscular o intradérmica, simulando una infección natural.
Deberá generar una respuesta inmune adquirida que proporcione la aparición de linfocitos de memoria, capaces de hacernos inmunes de manera efectiva y duradera. Así, cuando una versión realmente nociva de la infección llegue al organismo, el sistema inmunitario estará preparado para responder. Es decir, es un mecanismo que se basa en la memoria inmunológica.
Se consigue de este modo una inmunidad secundaria sin efectos colaterales, que se basa en la estimulación de la memoria del sistema inmunitario y que se engloba dentro de la inmunización. Ésta puede ser activa o pasiva.
Diferencias entre la inmunización activa y la inmunización pasiva

La inmunización pasiva consiste en la transferencia de la inmunidad (por ejemplo, anticuerpos inyectados), al sujeto. Esta inmunización tiene la ventaja de ser prácticamente instantánea y se utiliza cuando se requiere una protección inmediata. No se me transfiere la capacidad de respuesta a la infección. No perdura.
En la naturaleza, todos los mamíferos la practican de distintas formas. En los seres humanos se produce una transferencia pasiva de inmunoglobulinas IgG de la madre al feto, al que protegerán durante los primeros meses de vida hasta que sus propios linfocitos B comiencen a funcionar a pleno rendimiento. Durante la lactancia, la IgA de la leche materna protege las mucosas gastrointestinales de las frecuentes infecciones por vía oral.
El mayor inconveniente de la inmunidad pasiva artificial es su limitado efecto en el tiempo, puesto que el sistema inmunitario del individuo receptor no responde a los patógenos por sí mismo. Para conseguir este efecto se utiliza la inmunización activa, con el uso de las vacunas.
De modo que la inmunización activa consiste en la adquisición de respuesta inmune tras una infección natural, o mediante la administración de vacunas (artificial)

Los agentes empleados con frecuencia para la inmunización pasiva son:
- Picadura de araña viuda negra ➡ antiveneno de caballo.
- Botulismo ➡ antitoxina de caballo.
- Difteria ➡ antitoxina de caballo.
- Hepatitis A y B ➡ gammaglobulina inmunitaria humana acumulada.
- Sarampión ➡ gammaglobulina inmunitaria humana acumulada.
- Rabia ➡ gammaglobulina inmunitaria humana acumulada.
- Enfermedad respiratoria ➡ anti-RSV monoclonal.
- Mordedura de víbora ➡ antiveneno de caballo.
- Tétanos ➡ gammaglobulina inmunitaria humana acumulada o antitoxina de caballo
Muchos sueros se obtienen de animales, lo que ha dado lugar a la aparición de muchas alergias y rechazos. Las más deseables se construyen con síntesis y purificación.
Las propiedades de la vacuna ideal según la OMS:
- Accesible a todo el mundo.
- Termoestable.
- Eficaz después de una sola dosis.
- En una única vacunación se incluyen más de una vacuna.
- Aplicable a diversas enfermedades.
- Suministrable por vía mucosa (comprimidos), ahorramos jeringuillas, agujas, etc.
- Adecuada para su administración al principio de la vida.
Criterios para una vacuna efectiva: segura (no producir enfermedad), barata, y fácil de administrar, no producir enfermedad, y tener pocos efectos secundarios. Desde el punto de vista inmunitario deben ser capaces de activar varios tipos de células (CPAs, linfocitos T y B vírgenes) e inducir memoria. Estos clones de memoria son los que nos protegerán eficientemente cuando nos enfrentemos a los patógenos y sus efectos tienen que ser lo más duraderos posibles.
Adyuvante
Es cualquier sustancia que incrementa la respuesta inmunitaria a un antígeno con el que se mezcla. Pueden ser sales de aluminio o constituyentes de paredes bacterianas, entre otros. A estas concentraciones las sales de aluminio no son malas.
Tiene 3 mecanismos de actuación:
- Formando depósito de antígenos.
- Secretando factores estimulantes.
- Favoreciendo la presentación de Ag.
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