El envejecimiento afecta a todo el organismo, incluido al sistema inmune que es uno de los sistemas que más movimiento tiene (destruye tejidos y genera otros continuamente en el timo y la médula ósea).
La defunción de las células hematopoyéticas tiene que ver con el envejecimiento general, disminuye la capacidad de síntesis proteica, de regeneración tisular, se inhiben las hormonas, factores de crecimiento…, y por ello no es raro que estas células se vean afectadas. Así, también se ve afectada la inmunidad de las mucosas (en los ancianos se dan gran número de infecciones).
Envejecimiento e inmunosenescencia
Envejecimiento: es la disminución progresiva y generalizada de la función del organismo, que lleva a un estado de menor adaptación al cambio, y a una capacidad disminuida para restaurar la homeostasis.
Inmunosenescencia: es la disminución de la capacidad de respuesta del sistema inmunitario debido a la edad (envejecimiento). El envejecimiento afecta a muchas células, especialmente a aquellas que más proliferan para llevar a cabo su función.
- Los ancianos son el grupo de población con mayor susceptibilidad a sufrir infecciones severas e incluso letales. Su equilibrio está disminuido, está disminuida su capacidad de responder a cambios externos, sufren más enfermedades crónicas pues están más debilitados y su sistema inmune no responde adecuadamente (no son solo más susceptibles a infecciones sino también a enfermedades autoinmunes, tumores, etc).
- La respuesta inmunitaria frente a antígenos reconocidos previamente puede estar conservada, pero la capacidad para responder a los antígenos nuevos está disminuida. Por ello, la eficacia de las vacunas puede estar limitada en los ancianos. Es decir al tener células de memoria, no presentan problemas en la respuesta inmune secundaria pero sí en la primaria (tienen problemas si se ponen vacunas frente a antígenos ante los que no hayan tenido contacto antes). Es por ello que frente a la gripe, cuyo virus muta cada año, los ancianos son mucho más susceptibles a pesar de que ésta afecta primero a niños y jóvenes. La respuesta secundaria de la cepa del año anterior no es suficiente.
Consecuencias:
- Aumento de la incidencia y severidad de infecciones. Infecciones que en individuos normales no causarían mayores problemas porque el sistema inmune actúa adecuadamente, en los ancianos sí lo hacen. Además, en casos de ancianos que viven solos es más frecuente la aparición de infecciones debido a que no siempre comen bien y la malnutrición hace que las respuestas a vacunas sean peores y haya fallos en las respuestas inmunitarias.
- Disminución de la eficacia de la vacunación. No se pueden hacer campañas de vacunación iguales para los ancianos que para los adultos, pues la respuesta no será adecuada.
- Aumento de la incidencia de enfermedades autoinmunes y de los procesos tumorales. Está relacionado con la edad, ya que el hecho de vivir más supone que en determinadas épocas de la vida aparezcan estos fenómenos.
- Aumento de las células de memoria, que impide la formación de nuevas células.
- Se produce una regresión del timo.
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