El músculo esquelético es estriado y de contracción voluntaria. Un músculo esquelético puede estar formado por tres tipos de fibras musculares, cada una en un porcentaje distinto que varía sus propiedades:
Fibras de tipo I (rojas o de contracción lenta)
Son fibras de contracción lenta que se mantiene en el tiempo (resistentes a la fatiga), pero de poca intensidad. Son fibras delgadas, con abundantes mitocondrias y mioglobina, por lo que su metabolismo es aerobio. Se encuentran bien vascularizadas y se localizan en aquellos músculos que llevan a cabo trabajos mantenido en el tiempo pero no de gran intensidad.
Fibras de tipo IIB (blancas o rápidas)
Son fibras que realizan contracciones rápidas y muy intensas, pero durante poco tiempo. Tienen bajos niveles de mioglobina, por lo que la mayor parte de su metabolismo es anaeróbico. Se encuentran poco vascularizadas. Ej: músculos de los ojos.
Fibras de tipo IIA (intermedias)
El porcentaje de unas u otras fibras varía de un músculo a otro, pero también varía en un mismo músculo entre dos personas, ya que está determinado en un principio genéticamente.
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