El esófago atraviesa el diafragma por el hiato esofágico y termina en la cavidad abdominal, en el cardias del estómago. Su porción abdominal, que mide aproximadamente 2 cm. de longitud, está cubierta anteriormente por peritoneo y por detrás se apoya sobre el diafragma.
Antes de atravesar el diafragma, a 1 ó 2 cm. por encima del hiato esofágico, el esófago presenta un engrosamiento gradual y moderado, denominándose a esta región vestíbulo esofagogástrico, el cual actúa como un esfínter esofágico funcional, deteniendo el bolo alimenticio inmediatamente por encima del hiato diafragmático, o bien, permitiendo el paso del mismo hacia el estómago (según se produzca la contracción o la relajación, respectivamente, del vestíbulo esofagogástrico). La contracción del vestíbulo esofagogástrico es uno de los factores importantes para prevenir la regurgitación del contenido del estómago hacia el esófago.
La pirosis (ardor) es el tipo más común de síntoma o dolor esofágico, que aparece cuando existe una regurgitación de pequeñas cantidades de alimento o jugo gástrico, hacia el esófago. El dolor esofágico se acompaña a menudo de disfagia (dificultad para la deglución).
Cuando el esófago atraviesa el diafragma está rodeado por una vaina fibrosa, denominada ligamento frenoesofágico, cuya función principal es la de fijación del esófago al diafragma, necesaria para la respiración, deglución y cambios posturales.
Cuando falla este mecanismo de fijación del esófago al diafragma, se puede producir un deslizamiento del cardias o de parte del estómago hacia la cavidad torácica, a través del hiato esofágico, este proceso se denomina «hernia de hiato».

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